A diferencia de las notas anteriores que he escrito por las tardes sentado en el escritorio de casa tipiando en la computadora, junto al corrector de ortografía del Word como gran aliado, esta es diferente. Lapicera y papel van grabando las palabras que escribo, mientras tomo un whiskey americano en la barra de algún barcito de mi querida Mar del Plata.
¿La razón? El tema del cual voy a escribir se remonta a casi un siglo atrás. Al año 1920 para ser más exactos. Mientras que en Argentina el ritmo musical del tango invade las calles porteñas, e Yrigoyen es el presidente de todos los argentinos, en Estados Unidos se avecinaba una serie de acontecimientos que cambiarían al mundo.
La primera guerra mundial había cesado; el partido republicano era elegido para asumir la presidencia americana con Warren G. Harding, quien alguna vez diría: "la actual necesidad de América no es la de héroes, sino la de curarse; no normas, sino normalidad; no revolución, sino restauración; no agitación, sino ajuste; no cirugía, sino serenidad; no el dramatismo, sino el desapasionado; no el experimento, sino el equipo; no submergencia en los asuntos internacionales, sino mantener la nacionalidad triunfante.... "; “La Asociación de Mujeres Cristianas Abstemias” crecía en numero y poder y Carry A. Nation, una viuda cuyo marido falleció a causa de una fuerte adicción al alcohol, un día montaría en cólera y tomando un hacha destruiría cuanto bar se cruce por su camino a manera de venganza.
Todos estos factores desencadenaron en la aprobación de la 18a. enmienda de la Constitución Americana, a partir de la iniciativa del congresista Andrew Volstead, por la cual son prohibidas las bebidas alcohólicas, bajo la llamada Ley Seca. La misma consistía en la ilegalización de la fabricación, elaboración, transporte, importación, exportación y venta de alcohol. La ley que tomaría 13 años en ser derogada pondría en escena a un sin fin de personajes.
Dicen que “Hecha la ley, hecha la trampa” y sin duda Al Capone fue uno de los que mejor entendió esta frase, quien supo encargarse de suministrar alcohol elaborado en la clandestinidad a gran parte de los mas de 100.000 bares ilegales, a lo que cabe destacar que gran parte de estos, eran de su propiedad.
Los alcoholes de bajísima calidad, en donde muchas veces tan solo era etanol con agua y especias, hicieron que cobrara gran importancia la labor de los barmans. Su misión consistía en disfrazar los desagradables sabores de estos alcoholes con lo que encontraran, syrups (agua + azúcar), jugos, especias, vermouths, etc.
El formato de bares llamados “Speackeasy” (hablar bajo) se popularizaría en New York, bares secretos y clandestinos a los cuales solo se podía acceder mencionado una contraseña al oído de algún guardia del lugar, con la mirilla de la puerta mediante.
Otro de los protagonistas de la época fue Eliot Ness, detective neoyorquino quien cobraría fama por ser el encargado de ponerle fin al contrabando de alcohol de Al Capone; aunque paradójicamente el cargo por el cual fuese encerrado terminaría siendo el de evasión impositiva.
Todos estos personajes e historias no son solo parte del pasado, si no que vuelven a estar en auge gracias las tendencias de moda “vintage” vigentes.
Los formatos de bares “Speackeasy” son cada vez mas populares en Europa, Norte América y en nuestro país, tal es el caso de “Ocho7ocho” o simplemente el “8” como lo suelen llamar cariñosamente los bartenders que aprovechan sus francos para reunirse y rendirle culto a las bebidas de su inmensa barra, colmada de etiquetas importadas y botellas en desuso, tales como Pineral, Legui, Hierro-quina, entre otras.
A pesar de que la ciudad de Mar del Plata todavía no cuenta con un bar de esta índole, si existe un servicio de barras a domicilio llamado “Twenty´s Bar”, donde la propuesta es “llevar el bar a tu casa”, transportándote a los años ´20, inmediatamente después de beber el primer sorbo de uno de los cocteles de la época, que cuidadosamente son seleccionados y que respetan fielmente sus recetas y técnicas de elaboración, al igual que la vestimenta y la ambientación. ¿Acaso hay algo mas oculto, selecto y privado que hacer una fiesta tu casa?
Ahora si, a brindar por la posibilidad de beber y disfrutar de un buen destilado “Libremente”. ¡Pero ojo! A no chocar las copas muy fuerte, nunca se sabe quien puede estar escuchando.